jueves, 5 de noviembre de 2009

Filósofos

Manuel Rodrígueez Rivero

Casi todos los filósofos, tanto los que “no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo” (a Marx eso le parecía poco), como los que han intentado (con resultado variable) transformarlo, saben, como Heidegger, que “la verdad acontece inventándola”. En eso se parecen a los novelistas. Y son los (grandes) narradores, además, quienes mejor han asimilado las teorías de los filósofos: sería difícil entender, por ejemplo, a Proust sin Bergson, o a Beckett o Bernhard sin Schopenhauer. Antonio Machado, que tenía su vena filosófica (pero que, probablemente, habría sido un detestable novelista), también coincide con el autor de Ser y tiempo: “Se miente más de la cuenta / por falta de fantasía: / también la verdad se inventa”, dice en uno de aquellos Proverbios y cantares, que dedicó, por cierto, al filósofo (e inventor, por tanto) Ortega y Gasset. Los filósofos interpretan e inventan (y a veces, haciéndolo, contribuyen indirectamente a que otros -incluidos Hitler o Pol Pot- “transformen"). Mientras la novela -la reina indiscutible del mercado del libro- parece experimentar otra de sus periódicas crisis de crédito a causa del cansancio de un sector del lectorado (y de la falta de planteamientos renovadores, y de la inflación de narraciones de vocación mimética), cada vez es más frecuente observar la presencia de libros de “pensamiento” en las mesas de novedades. Así, la nueva Biblioteca de Grandes Pensadores de Gredos, cuyas primeras entregas llegan estos días a las librerías, pretende reunir lo más significativo de cada filósofo en volúmenes de precio asequible y correcta presentación: una colección cerrada y limitada a 38 “grandes pensadores”, de Platón a Wittgenstein. Dejando aparte las hipérboles de los paratextos editoriales ("la Pléiade española”, etcétera), la colección viene a cubrir un hueco cultural importante: no pocas de las obras que se publicarán están descatalogadas o son de difícil acceso. Cada tomo viene acompañado de una extensa introducción a cargo de un especialista (los dos primeros: Nietzsche, por Germán Cano, y Wittgenstein, por Isidoro Reguera) y de cronología, bibliografía y glosario. Para conseguir precios ajustados, Gredos ha retomado traducciones (no siempre las mejores) publicadas con anterioridad, lo que produce ciertos desequilibrios en la calidad del resultado. En todo caso, el proyecto es encomiable, no sólo por la evidente ambición editorial, poco frecuente en una época en la que se tiende a rehuir los riesgos y a infravalorar el fondo, sino también por la relevancia de la mayoría de los especialistas comprometidos. Y es que los (buenos) editores -como los filósofos y los novelistas- también inventan.


Rodriguez, M.; "Inocentes, enfermos, filósofos", en El País, Babelia, 17 de octubre de 2009, pg. 15

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/Inocentes/enfermos/filosofos/elpepuculbab/20091017elpbabpor_21/Tes

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